lunes, 4 de mayo de 2009

Las cicatrices del cuerpo acaban cuando termina la violencia pero las del alma permanecen para siempre.



De pequeña le decían que el hombre podía volar y no se lo creía, era imposible. ¿Como va una persona a poder surcar los cielos? ¿Mirar desde arriba? ¿Despegar del suelo y que su cuerpo no pesara? ¿Cómo se podría ir de un lado a otro pisando solo aire?. Nadie, absolutamente nadie le explicó que hoy estaría así, volando, que podría hacerlo y que sentiría como el aire refrescaba sus mejillas, aún calientes; el frío no le llegaba y el estar casi desnuda no le hacía sentir vergüenza, ahí, frente a la mirada de todos, viendo como las cosas se hacían cada vez más grandes... más grandes. Terminando todo y escuchando una voz lejana que la llamaba puta. Todo parecía rápido, más rápido que nunca y era verdad, el hombre podía volar, ella podía volar, estaba volando.
Su cara se estampa contra el suelo y los moratones de las mejillas desaparecen bajo otros mucho más grandes, inmensos, ya no duele nada, todo se ha parado de golpe y el ire ya no frío, no aire, no hay nada, solo un asfalto duro que tambien es frío, y una voz lejana, muy lejana... siete pisos más arriba que la sigue llamando puta, le grita puta...
La gente la mira, nadie se acerca y algunos lloran, otros huyen, nadie se acerca, saben que está muerta y rota... ahora las cosas no van rápidas, nada se hace grande, ella es pequeña, muy pequeña, tirada en el suelo... rota y muerta, ya no vuela aunque se fué sabiendo que el hombre podía volar, ella alzó el vuelo, uno que no quería, salió disparaba por una ventana desde donde la tiró el hombre que decía que la amaba, y voló... huyó de la miseria, de los golpes, los moratones, la mierda de vida que tenía y salió volando, guardando para siempre en su memoria, esa que se llevaba, la última palabra que escuchó... puta.
Y los hombres muy hombres lloraron su muerte, y las mujeres se sintieron horrorizadas igual que ella cuando arrancó a volar, y el que la llamaba puta va todos los años a ponerle flores al cementerio y le sigue diciendo puta...
Ella es una estadística más, un número más de una pandemia que no acaba y pocos ponen remedio. El es un ser anónimo que va a poner flores al cementerio a quien mató porque el miedo no la dejaba volar desde niña.

NO A LA VIOLENCIA DE GENERO





3 comentarios:

Nancy dijo...

Haykus, lo tuyo es admirable...
Un abrazo asi de grande para vos!

JAVI DE JAEN dijo...

Más allá de que tu escrito es literalmente impecable...el tema que tocas es angustioso. Pero ¿Como acabar con la violencia de género? Tendríamos que acabar antes con los maltratador@s. ¿No es una incongruencia?¿Lograremos respetarnos?
Pude ver en TV el spot de la imagen que pones.

Un abrazo.
Javi

Fabi dijo...

Gracias por publicar un tema tan fuerte con tus palabras.
Es siempre un placer pasar y aun mas ahora, me gusta mucho el nuevo estilo de tu blog!
Un abrazo y pasa un feliz fin de semana!!!