lunes, 5 de octubre de 2009

La mañana malagueña se abre al día como siempre, hermosa de sal y luz, pleno el cielo de naranjas y rajas de melocotón que preñan el aire de un verano del membrillo más caluroso que otros años, preparando las castañas del valle del Genal que se abren paso entre el erizo que cae del árbol y puebla un suelo presto a recoger la maravilla que ofrece esta naturaleza viva, dejando correr un río que revienta, como todos los años y puebla de espuma su curso bajando entre un mar inmenso de ocres, rojizos marrones y cielo azul, siempre azul.
Esta no es una mañana igual, a las pocas horas del día el "hombre solo" se entera de que murió Mercedes Sosa, la grande, esa morena inmensa preñada de paz que vistió con voz de abrigo las más bellas letras de una lengua única como es el español.
Al lado del mar, pensando en Alfonsina y su mar que la preña también, recordando zambras y recordando que "Todo cambia"... el hombre se acuerda de los dos momentos más difíciles de su vida, escogidos entre otros muchos que le hicieron ser quien es hoy: el uno cuando perdió la mitad de un alma que dejó a la otra mitad rondando por estos lares sin rumbo y andando solo, esa mitad que no se quiso llevar a esta otra que penó por largo tiempo y ahora mira con benevolencia y sin perdonarse ya su existencia, a un mar que le devuelve entre las olas el recuerdo de tiempos dulces, entre guitarras y atardeceres de montaña cordobesa, subiendo riscos y oyendo caer cascadas que se perdieron en un río de la Hoz oculto para siempre, mirando nadar los patos salvajes y pendiente del adiós entre los labios que lloran las lágrimas envueltas en palabras que los ojos secos ya no podían soltar... entonando juntos, antes de despedirse las almas para siempre, la cancion de las simples cosas de Mercedes...




Uno se despide, insensiblemente
de pequellas cosas
lo mismo que un arbol
que en tiempo de otoño
se queda sin hojas
al fin la tristeza es la muerte lenta
de las simples cosas
y esas cosas simples
que quedan doliendo
en el corazón

Uno vuelve siempre
a los viejos sitios
donde amo la vida
y entonces comprende
como estan de ausentes
las cosas queridas
por eso muchacho no partas ahora
soñando el regreso
que el amor es simple
y a las cosas simples las devora el tiempo

Enamorate aqui
en la luz mayor
de este medio dia
donde encontraras
con el panal sol
la mesa tendida
por eso muchacho no partas ahora
soñando el regreso
que el amor es simple
y a las cosas simples las devora en tiempo

Uno vuelve siempre
a los viejos sitios
donde amo la vida

...el segundo momento, entre sábanas blancas de hospital blanco, perdido en una tierra adoptiva con mar de olivos, encontrando familia nueva y amigos nuevos, reviviendo en un tiempo donde se podía amar de nuevo y dejar que otra piel acaricie la piel del "hombre solo", a punto de irse de este mundo entre agonía de pulmón que se pierde y se pudre, deseando irse y deseando quedarse, sabiendose fuera y queriendo permanecer entre el tiempo fresco de risa limpia que encontró en la tierra de un reino eterno de un rey católico... entre sábanas blancas, en noche larga de espera segura y confianza plena de ver amanecer de nuevo, despidiéndose de sí mismo y de lo vivido, lo sufrido, lo amado, lo reido y lo preñado de amor y sexo a lo largo de una existencia no muy larga... este "hombre solo" que recuerda de nuevo a Mercedes Sosa, y en la memoria del hombre, antes de pensar en irse patinan las palabras de la voz fuerte, viva y siempre grande... dando Gracias a la vida¡¡¡




Se ha ido Mercedes para siempre, dejando un recuerdo eterno a quienes amamos la voz que amaba, que vestía de abrigo las más bellas palabras y exponía al sol los más descarnados sentimientos, siempre pidiendo paz, paz, mucha paz y derecho, su canto fué nuestro canto.