viernes, 12 de junio de 2009

A veces presiento que mi alma está en sombras, entonces me inclino, te beso, y hay luz. (Leonardo Da Vinci)


Nació el año entre cortinas de seda malva y visillos negros, protegiendo la ventana por estores de lino gris, invento persa la persiana y chino el estor que dejan mirar sin ser visto y entrar la parte del mundo que uno desea. La casa permanece en penumbra a salvo de miradas y del calor que aumenta por días, soportable por la brisa marina que llega desde este mediterráneo tan azul en días agotadores de finales, de culminación de trabajos e intenciones, de búsquedas del trébol de cuatro hojas en la noche de San Juan que se avecina, entre moragas en la playa y saltos sobre la hoguera, mojándose los pies en la noche fresca para limpiar el año y seguir con la sonrisa en la boca aunque no pase nada. Pasan los días y el "hombre solo", tras cumplir años y recibir el cariño de todos quienes le quieren y piensan, pasando momentos íntimos sin la reflexión de tiempos anteriores, con puertas cerradas al dolor y entierros de cariños que los meses se llevaron consigo tras mucha espera; velas que acompañaron noches de un invierno, dando luz a letras de libros escritos desde el corazón sangrante de quien convierte en risa, locura y camino el deambular por una vida que no pidió.
El "hombre solo", recibe, en premio a la pérdida de una visita deseada el regalo de encontrarse con Bouguereau, un pintor naturalista francés, neoclásico nacido un día de San Andrés de 1825, gustoso de pintura religiosa y desnudos, trabajador de la luz, recuerdan sus telas al viento a un Sorolla posterior. Sorpresa del encuentro con esa frescura y verdad casi fotográfica que se percibe en los óleos, siendo "La aurora", quien compuje el alma de un hombre que gusta de mirar la pintura en el CAC, o en el Picasso, gratis en último domingo de mes, recorriendo calles llenas de galerías que engrandecen el arte de manos actuales que cuentan con colores, hablan con figuras y entregan emociones a través de momentos eternos plasmados para ser sentidas.
La casa del "hombre solo", se llena de romanticismo, si es que alguna vez lo dejó marcharse, libros del XIX suben al atril lector, el teléfono antiguo suena y trae voces dulces que hablan de cariño, una copa de Amareto traido de Italia acompaña a la luz de unas velas moradas que alumbran un rostro cansado por el calor y dan camino a unas manos que pasan y repasan láminas de Miguel Ángel; la pintura apacigua el alma pesada de quien escribe y le da reposo para que puedan germinar las semillas del futuro que siempre renacen de dentro, en este pozo interior que ya no piensa en la muerte, tampoco en el miedo, y menos aún en el llanto vertido por las emociones traicionadas.
Los labios rezuman placer y buscan encontrar otros labios furtivos que llegan por momentos a una casa que da la bienvenida al sexo sin futuro, a una entrega que no espera nada y solo goza de lo que hay.
La música acompaña y llena el poco espacio que se la deja entre expresiones de admiración y que devuelven por segundos, al espíritu, la amplitud de la falda de una menina azul que reposa junto al hada de cristal, símbolos de un fué; las mariposas suben por la pared camino de la Florencia antigüa, en un tapiz que recuerda al hombre su espera para brindarse un placer más en esa galería de Uffizi que crearon los Médici, allá por el XV, plena de Boticelli, Leonardo, Miguel Ángel y el Tríptico Portinari de Hugo van der Goes... esos que anhela ver pronto el "hombre solo", con su soledad, con otros que miran tambien, buscando nada, solo gozando.
Este es el final de una primavera fértil de ideas y cariños, que anuncia un terral terrible en Julio, más fresco por el festival de músicas venidas de lejos que darán a este hombre momentos serenos, al encuentro de más tiempos creadores.
Un estor gris de lino se sube y deja a la luz de la luna entrar por la ventana, plena de olores y colores, de rosas rojas nacidas tardías y frescura de romero y hierbabuena, la noche trae la voz de las gaviotas y el silencio de esta Málaga que tanto da al que buscaba, sobre todo, un reencuentro consigo y su historia, la de un hombre que vivió y nació varias veces en una misma vida y espera seguir naciendo y viviendo sin cáscaras de heridas secas. Pendiente siempre del blanco de una aurora carnosa que nace al nuevo día y vive rodeada de tules blancos, agua de mar que limpia y cantar de olas que danzan.



The promise

If you wait for me
then I'll come for you
Although I've traveled far
I always hold a place for you in my heart

If you think of me
If you miss me once in a while
Then I'll return to you
I'll return and fill that space in your heart

Remembering
Your touch
Your kiss
Your warm embrace
I'll find my way back to you
If you'll be waiting

If you dream of me
Like I dream of you
In a place that's warm and dark
In a place where I can feel the beating of your heart

Remembering
Your touch
Your kiss
Your warm embrace
I'll find my way back to you
If you'll be waiting

I've longed for you
And I have desired
To see your face your smile
To be with you wherever you are

Remembering
Your touch
Your kiss
Your warm embrace
I'll find my way back to you
Please say you'll be waiting

Together again
It would feel so good to be
In your arms
Where all my journeys end
If you can make a promise
If it's one that you can keep
I vow to come for you
If you wait for me

And say you'll hold
A place for me
In your heart.

Tracy Chapman

1 comentario:

PEGASA dijo...

Uyyy por un momento me habías asustado, con eso de que te habías encontrado con un artista nacido en el 1825. Vamos un fastama.
Bueno felicidades con retraso, aunque no sabia que había pasado y tampoco me habías dicho nada. Ayyyy!!! éste Haykus...