jueves, 4 de junio de 2009

El que oye música siente que su soledad se puebla de repente.



Tarde de calor sofocante en esta Málaga que se prepara para recibir el terral, ese aire caliente que todo lo inunda y nos agota, sólo la cercanía al mar hacen soportables las horas de siesta que, apenas, el "hombre solo" disfruta entre cursos de emociones, sentires, relaciones y control de situaciones conflictivas... un rosario de datos y referencias continuas al quehacer diario de este hombre que anhela la llegada de Julio, mes donde se encontrará, !Al fín¡¡¡, con el deseado concierto, tras anulaciones anteriores en 2008, de la diosa griega Elefthería Arvaniaki.
Apenas llegó la información en el día de hoy, aprovechando la cercanía del teatro Cervantes, el "hombre solo" se acerca a la caza y captura de buen palco, desde donde ver y escuchar a tres mujeres grandes, oportunidad única y que quizas no se repita jamás. Tres semanas donde poder renovar el espíritu con canciones viejas y músicas nuevas traidas por Elefthería, Omara Portuondo y Cesare Évora, almas en vuelo constante y constructoras de un paraiso musical conocido por este hombre que ama la música y sus hacedores.
Los días pasan entre gentes conocidas, riendo junto a amigos queridos, entre helados de soja y avellana, descubriendo sabores de manos argentinas que preceden a hombres hermosos, increíblemente delicados y bellos, sabedores de su oficio y que regalan chocolate al agua, tarta de mascarpone... y mil delicias para refrescar las tardes y noches calurosas en que, este hombre, va a la búsqueda de teatros cómplices y juego entre actores y público, risa de mimos delirantes y puestas en escena magistrales.
Una querida amiga me anuncia su próximo estreno de teatro clásico. Ella, directora escénica, cumple su sueño de entrar en un mundo profesional y dificil, tras haber acabado su formación, sedienta de comunicar y trabajar en lo que ama y amó siempre, el teatro. Almagro puede ser el lugar de encuentro, en algun corral de comedias, entre un buen vino y sabor de queso, recordando tiempos y dulzuras, dolores y pérdidas y vidas por venir.
Los días pasan y se anuncia la venida de un amigo y conocido, deseado de ser conocido y ansiado por conocer; "el día del pescaito" en la Carihuela pueda ser el momento oportuno, o entre cuadros de Picasso, quizas buscando a Anita Delgado entre museos perdidos y tesoros regalados a la Virgen de la Victoria, o tal vez en mi terraza, entre palomas, gritos de niños, ruido de coches y hojas de trébol de cuatro nacidos en tiempos serenos.
Se acerca el día del aniversario de una muerte que parece lejanísima y, sin embargo, fué hace apenas tres años, tiempo en que el mundo siguió su curso, el "hombre solo " encontró cariños, amigos, perdió otros tantos y rodó por un mundo azul, fresco de mañana donde el mar huele bien y las gaviotas acompañan los paseos de este hombre, cada día un poco más viejo y que puebla su soledad de músicas venideras, amigos amados y que aman, risas que ayudan a sobrellevar el peso de un trabajo duro que agota, seca de vez en cuando el alma y hace brotar alguna lágrima traicionera que descubre al público el corazón que alberga el pecho del hombre contador de pequeñas historias que no interesan a nadie, pero descargan la mente repleta de imágenes, emociones y momentos.


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