miércoles, 10 de agosto de 2011

Mis ojos prestados



Unos días de calor agobiante pasaron y se abre, tímida, la luna mora entre nubes bajas que refrescan el ambiente, entra la brisa marina por esta ventana del hombre solo que, agotado, termina el día lanzando su mirada a imágenes traidas de Castilla, captadas por unos "ojos prestados" que viajaron a Salamanca, Valladolid, León... y alma de las piedras, retablos, pinturas, esculturas y gentes, a la leche frita de postre, al buen vino, rincones en la plaza Mayor de Salamanca, donde encuentran un plano imposible al Ayuntamiento, desde la esquina, entre tiendas de oros y recuerdos, bajo el suelo del Cervantes, un bar animado y juvenil que siempre está vivo, allá, cercano al Gran Hotel y junto al mercado de abastos, donde tomarse un vinito con cualquier tapa es un lujo, escuchando un magnífico castellano, entre gentes limpias de cuerpo y alma, acompañado de los olores de morcilla, chorizo y pan recien horneado.
El hombre solo tiene la suerte de ser querido, no entiende el porqué si no hace nada por serlo, una fortuna que aprecia y no dice, que no cuenta ni gusta de presumir, y unos "ojos prestados" le ofrecieron la posibilidad de viajar a su pasado, de llenarlo de nuevo, mirando por su ventana malagueña y llevando la nocturnidad en el atrapasueños malva que rige su regia cama, haciendo caminar el espíritu y la memoria, juntándolos y metiéndolos en San Marcos, la Iglesia que no se sabe..., porque no se sabe si del siglo XII o del XVI, lo que sí se sabe es que allí está la serenidad, el consuelo, la paz, el silencio, el respirar de un viandante por la populosa avenida salmantina, haciendo parada que no fonda en sus bancos de madera, apoyándose en la piedra centenaria y buscando la fonda más abajo, en las calles que rodean la plaza Mayor.
Mis ojos almerienses o sevillanos... o no se sabe de donde, quizás del arte, ojos que saben mirar y luego contarlo, traen el regalo del recuerdo al amigo, de la añoranza agradecida a un acompañamiento simple en el dolor, ser agracedido a lo que ha de ser natural es ser bueno, el hombre solo tendrá la fortuna de poder recibir a su prestada mirada y a la buena conversación que se promete, lo agradece, la compañía, el sentimiento y sobretodo la estima y perseverancia a través del tiempo.
El hombre solo tuvo una vida dificil y afortunada, sigue en ello, y sigue encontrando en su vida gentes buenas que regresan, estan, se silencian y regresan, enseñándole el perdón a la invisibilidad, a lo que separó y ya no está.
De nuevo la mirada propia se vuelve al cielo, a recibir en el rostro la brisa marina, escuchar a las gaviotas y ver en el cielo la luna mora que ha vencido a la vergüenza y se alza victoriosa entre las nubes bajas que traen el frescor a esta ciudad bulliciosa, que se prepara para la feria agotadora, y abre los brazos para recibir al amigo /sevillano y del arte, a mirarle, escucharle y sentirle, al fín, cerca.
Y el hombre solo piensa que... a pesar de todo, sigue siendo feliz.











sábado, 9 de julio de 2011

Y sigue el verano



Gusto de compartir afinidades musicales con mi sobrina, espero algún día poder disfrutarla en alguna noche en blanco cordobesa o malagueña, disfrutar la presencia y el sentir de Yasmín Levy junto a ella, al lado de un buen sorbo de paz, de generosos tragos de silencio y serenidad, al fresco, regando gargantas con buen vino dulce y almendras saladas, hablando con los ojos y respondiendo con las caricias que los labios regalan

viernes, 8 de julio de 2011

Hummmm... verano, conciertos, cariños, serenidad... el mar.



Al mar!

Manel

Letra original

Tu i jo hem sopat en bons restaurants,
tu i jo hem ballat a la llum d’un fanal,
tu i jo volavem en un Ford Fiesta groc,
tu i jo hem cantat a la vora del foc,
tu i jo hem buscat coses similars,
tu i jo hem tingut el cap ple de pardals,
tu i jo dalt de la nòria,
tu i jo i la nostra història,
però tu i jo no ens hem banyat mai al mar, al mar, al mar…

Plantem les tovalloles, convido a un gelat,
juguem a pala grega, esquivem passejants.
A l’horitzó es divisen les veles
d’uns nens que fan optimist a la cala del costat.
Dormo una estona, a la que bufa la mar,
així estirada se’t veu espectacular
llarga i blanqueta a la sorra llegint
intrigues vaticanes de final inesperat.
Es abusiva tanta calor.
T’incorpores i et poses bé el banyador,
amb el peu calcules com està l’aigua
i tot esta llest per tal que entrem al mar.

Així doncs si un dia vens i passes per aquí,
i sí malgrat la feina trobem un matí,
no em perdonaria mai, no podria assumir,
no agafar-te amb la moto i que no fessim camí,
molt lluny d’aquí, a l’altra banda del món,
hi ha un xiringuito amb quatre pins al fons,
tu i jo asseguts a la barra d’un bar,
sona bona música i som davant del mar.

Traducida

Tu y yo hemos cenado en buenos restaurantes,
tu y yo hemos bailado a la luz de una farola,
tu y yo volábamos en un Ford fiesta amarillo,
tu y yo hemos cantado al lado del fuego,
tu y yo hemos buscado cosas similares,
tu y yo hemos tenido la cabeza llena de pajaros,
tu y yo arriba de la noria, tu y yo y nuestra historia,
pero tu y yo no nos hemos bañado nunca en el mar, el mar, el mar…

Plantemos las toallas, te invito a un helado, juguemos a la pala griega, esquivemos a los paseantes
en el horizonte se divisan las velas de los barcos optimistas de unos niños
en la cala de al lado.
Duermo un rato, a la que el mar sopla.
Así estirada se te ve espectacular, larga y blanca, en la arena leyendo.
Intrigas vaticanas de final inesperado, es abusivo tanto calor…
Te incorporas y te pones bien el bañador, con el pie calculas como está el agua y todo está listo para que entremos al mar.

Así entonces, si un dia vienes y pasas por aquí, y si pese al trabajo encontramos una mañana, no me perdonaría nunca , no podría asumir
no cogerte con la moto y que no hiciésemos camino muy lejos de aquí, al otro lado del mundo, hay un chiringuito con cuatro pinos al fondo, tu yo sentados en la barra de un bar, suena buena música y estamos delante del mar.

domingo, 26 de junio de 2011

Llegó el verano,anticipado, vacaciones, playa, sol, salida y entradas... mi casa patas arriba y mi familia elegida, la que el tiempo me hizo poner en mi vida, esa familia prestada y encontrada en la fortuna vital de este hombre solo, me cambia la vida, hace esconder los libros y sacar otros para vivirlos como juegos, ver museos y hacer descubrir a un niño el goce de mirar arte, de escuchar música y meter el ritmo en el cuerpo, de conocer mundos distintos en las historias que el hombre solo cuenta, de reir tras llorar y esconderse tras las puertas para ser encontrado y lanzar una sonrisa, poner por zarcillos (pendientes) una guindas y jugar con la comida sabiendo que está buena, gozar del fresquito que entra por la ventana y mirar dos caras extasiadas ante el pc escuchando a Debussy mientras Bob Esponja hace de su inocencia nuestro despertar cada día, rodeados de tostadas con aceite y tomate, biberones y cola cao, pañales y desnudos colectivos corriendo por el pasillo, zancadas que da el alma hasta caer rendida en la cama... Me gusta querer, ser querido y que un niño te diga por el pasillo, a gritos, sin venir a cuento y de manera expontánea, mientras vamos a dar una paseo... Andrés, te quiero mucho.
Gracias vida, gracias.






sábado, 11 de junio de 2011

Huele a verano

Va llegando el calor, se acercan momentos donde mi casa se llene de gritos, carreras, juguetes, mil artilujios para la playa y risas... muchas risas, cariño y alguna que otra llantina; se apoderan de mi tranquilidad y solidad, me dejo robar por unos días y me dejo llevar al eterno juego de la vida. Mañana iré a ver si los lotos ya florecieron en el Jardín de la Concepción, leeré en algun banco a la sombra, dejaré que pasen las horas sin enterarme y seguiré pensando que soy feliz.

domingo, 29 de mayo de 2011

Ni una lágrima más sobre el mundo¡¡¡




Plus rien ne m'étonne

Tiken Jah Fakoly

Composición: Tiken Jah Fakoly

{Refrain:}{x2}
Ils ont partagé le monde
Plus rien ne m'étonne
Plus rien ne m'étonne
Plus rien ne m'étonne

Si tu me laisses la Tchétchénie
Moi je te laisse l'Arménie,
Si tu me laisses l'Afghanistan
Moi je te laisse le Pakistan,
Si tu ne quittes pas Haïti
Moi je t'embarque pour Bangui,
Si tu m'aides à bombarder l'Irak
Moi je t'arrange le Kurdistan

{au Refrain}

Si tu me laisses l'uranium
Moi je te laisse l'aluminium,
Si tu me laisses tes gisements
Moi je t'aide à chasser les Talibans,
Si tu me donnes beaucoup de blé
Moi je fais la guerre à tes côtés,
Si tu me laisses extraire ton or
Moi je t'aide à mettre le général dehors

{au Refrain}

Ils ont partagé Africa sans nous consulter
Ils s'étonnent que nous soyons désunis
Une partie de l'empire Mandingue se trouva chez les Wolofs
Une partie de l'empire Mossi se trouva dans le Ghana
Une partie de l'empire Soussou se trouva dans l'empire Mandingue
Une partie de l'empire Mandingue se trouva chez les Mossi

Ils ont partagé Africa sans nous consulter
Sans nous demander, aïe aïe aïe, sans nous aviser

{au Refrain}

viernes, 22 de abril de 2011

martes, 5 de abril de 2011


Foto: Gregorio Torres



Un paseo entre las glicinias del Jardín Histórico de la Concepción, en buena compañía, hablando del amor, de la entrega, del duro convivir y como afectan los demás al estado anímico del ser amado, los conflictos que afloran cuando se rasga un poco y las lágrimas brotan entre especies protegidas, pájaros que acompañan el crepitar de la tierra y la grava bajo los pies, envueltos en el aroma dulce de las glicinias, mirando hacia las ventanas cerradas de la casa palacio, esperando que el misterio ponga una mirada furtiva de un ser dle pasado tras los cristales, deseando ver correrse una cortina de la casa dehabitada, camino de la asamblea ordinaria donde se rendirán cuentas y a la llamada de Amelia, la campana que nos marca las horas en cuartos y avisa del encuentro.






Al final del encuentro asambleario se disfruta del ágape, vino dulce y saladitos de salmón, espinacas, queso, almendras y nueces, la imprescindible tortilla de patas y la buenísima compañía, serena, pausada, conversaciones de plantas, de amor a la naturaleza, a la cultura, a la música, entre palmeras y a la sombra de especies nuevas, del mundo, salvando el planeta en la medida de lo posible, en nuestro pequeño mundo, proyectando actos futuros, encuentros al caer la tarde, con el cielo en rojo y malva o en la mañana, cuando el azul se funde con el verde del mar y hasta aquí llega su olor, su brisa, su entrega a este parque que salva el alma y la coloca en un XIX, tiempos de cambio en el hombre.
Almuerzo con la amiga del llanto por dentro, al lado del mar, un día gris donde se fundieron los colores, mar y cielo son uno, la playa se ve tras el cristal plena de cañas, de aquello que el mar no quiere y el hombre le entrega, mirando caminar lento a seres con pies al aire, mojando su alma un poquito en el agua salada, templando su sangre con el agua del mar y rompiendo la espuma del mar con sus pisadas. Espetos de sardinas exquisitos, coquinas y salsa de ajo, agua fresca y flan de naranja, sabores de primavera tranquila entre palabras de libros, de letras, de ánimo, de proyectos, de amor renacido tras los dolores y mirando a la pareja feliz, entregada con los años, llenando ánforas de vida pendiente por vivir.
Y vuelve el pasado a la memoria, hoy no duele, forma parte del hombre solo, de su tiempo, de su ser, de su ser lento y pausado, apoyado en el bastón de flores lilas que siempre llama la atención y provoca comentarios, el pelo suelto como gusta llevar al hombre solo en su tiempo libre, cuando se siente libre, sin corsés, sin condicionamientos sociales ni laborales, cuando puede ser el y se deja querer, cuando quiere y hasta es capaz de llorar, de reir, de sentirse pegadito a este mar que tanto añoraba y ahora posee, recordando el mar de olivos que tambien ama, que tambien añora, que también lleva clavado en el alma y el teléfono le deja sentir su verdor por las ondas del aire.
Las fresas de la terraza dieron una flor que crece, comienzan a parir su fruta y los tomates van creciendo, entre rosas pastel que terminan en blanco, al lado de un jazmín que promete su olor entre el rocío de las próximas semanas; el hombre solo gustará de madrugar, de salir al frescor de la mañana y dejarse envolver por la luz que irá naciendo, despidiendo a la luna cercana y dando la bienvenida a los sonidos de tambor y corneta que se aproximan, ya huele a Semana Santa, a cirio, a negro de mantilla, a tela recien planchada y a flores cortadas vistiendo tronos y formando mantos de colores a las Vírgenes que lloran, ya llega el poder abrazar casi el Prendimiento rozando la ventana, se acerca el mirar tras el cristal, el salir a la calle y el encontrar caras reconocidas entre la multitud.
El alma... más tranquila.

domingo, 20 de marzo de 2011





Anoche la luna estaba más cerca de la Tierra, dicen que sucede cada cierto tiempo y no volverá a pasar hasta dentro de veinte años, su luz era inmensa y el azul cobalto del mar, ese que parece sacado de una taza de porcelana china, brillaba de manera especial, más frío que nunca y más mar que jamás; miraba la luna y ponía mil colgantes, pendientes, amuletos, piedras y anillos, todo cuanto se fué acumulando a lo largo de mis años de soledad, desde que te fuiste, y forman parte de cotidianidad, a su luz, puestos durante la noche para cargarse de su luz, de tu luz.
Creía estar a salvo de tu recuerdo, pensaba que te iba borrando de mi mente y de mi cuerpo, de mi olfato y de mi oido, del tacto de mis manos y de mi piel erizada cuando estabas cerca... y era mentira.
Estaba entre mis bonsais, junto al jazmín y el rosal, mirando sus brotes nuevos de primavera nueva, oliendo la albahaca y contando las hojas al trébol de cuatro... y del salón surgió la melodía...





Volvían a reponer la película, esa que tanto se clavó en mi memoria y que me ayudó a reconocerte en mí, a encontrarte un hueco donde meterte y poder sobrevivir a mi soledad desde que no estas. Quise cerrar la puerta y quedarme fuera, en la terraza, a la luz de la luna y así cargarme también de energía para el mañana, limpiarme y bañarme en el rocío que caía durante la noche, pegado a los jacintos que ya se mueren y convertirme en gnomo entre las plantas de mi terraza, olvidarme de tí y de tu recuerdo que me lleva a tí, dejar de sentirme esperando tu llamada, olvidar que me pides que vaya contigo y no voy, dejar dormir a mi dolor el sueño que anhela y esconder mi culpa por no quererte más de lo que aún te sigo amando, huir de mí y no buscarte en las sombras de la calle, ser capaz de olvidarte y no verme siendo un alma ciega que deambula por el mundo palpando realidades que no son tu.





Y no pude...
Entré, volví a ver la película una vez más, maldije a quien la repuso y me bañé con las lágrimas y espuma de dolor, las de siempre aún pasando los años, las que vuelven y no se acaban nunca, las que salen del pozo negro del recuerdo latente y que espera un resorte para salir.
Te encontré en el texto, en las calles de París y sus aguas rios que lo bañan, en las piedras azules de la noche y el brillo de los ojos que aman, en la soledad de las estaciones y el humo de sus trenes, en la melodía que no cesa y Victor Reyes clavó para siempre en mi memoria, en la obra maestra de un amor contado a trocitos y resuelto en una tumba final y miradas cargadas de tristeza, de reproche y perdón.
La mañana llegó fresca y viva, el bastón de colores me esperaba para llevarme al Jardín Botánico, las glicinias están saliendo y el cenador impresiona de nuevo el alma más serena, apacible despues de su orgasmo de dolor nocturno, huele a primavera en el jardín donde los edificios románticos fueron adecentados y las cascadas llenan de frescura el calor que va llenando la ciudad y haciendonos buscar las sombras; me gusta leer en el jardín, pasear la mañana y matar mi tiempo entre palabras de otros, historias antiguas que van poblando mi mente de vidas ajenas, haciendo gozar al hombre, otra vez, de su soledad, envuelto entre olores a fresco, retornando a su casa de olor a canela y naranja, mimando bonsais y volviendo los ojos a un mar que hoy es verde, un verde especial en la mañana anterior a la primavera, un verde más verde, un verde que si no fuera domingo y en la mañana diría que podría tener un fondo de cobalto... serán cosas de la soledad..., aunque en la retina sigue la imagen de un ramo de rosas blancas llegado a las manos el 30 de Mayo.

jueves, 17 de febrero de 2011


Mañana es viernes, me gusta que llegue el viernes; puedo pasear las calles que huelen a mar en cualquier esquina porque está picado, de color verde, como una esmeralda que se mueve mecida por este viento que no cesa.
El frío abraza a la tarde de este jueves, las gentes marchan rápidas a sus quehaceres y, desde mi ventana, veo vidas que se cruzan y no se encuentran, no se paran como suelen hacer, no se cuentan cosas, sus historias, las andanzas en esta tarde que les llevan, rápido, con la mirada al frente y persiguiendo el norte del quehacer vespertino para regresar al calor del hogar, hace viento y eso baja la temperatura, sólo guantes y bufandas permiten el paseo de la tarde, el tiempo en la terraza, ese que se dedica a cuidar los bonsais que ya sacan sus hojas y reponen la poda sufrida, arbolitos pequeños que viven en mi salón, asomados a la ventana por donde el hombre solo mira, esperando salir a la terraza donde una lluvia suave les haga sentirse mejor, limpios. Parece que sonrien los bonsais al encontrarse con el cuerpo fuerte de los jacintos que ya salen, tardíos como a mí me gustan, violetas, blancos, amarillos... forman parte de esta casa desde hace unos años, duermen el letargo oscuro la mayor parte del año y se atreven a salir anunciando la primavera que viene, llenado de olor y color mi terraza, junto a los brotes del jazmín, a los tallos nuevos del rosal, a los pinos piñoneros que sufrieron la castración hace poco y ya son bonsais también. Florencen las calas, salen los tréboles de cuatro hojas, se llena la terraza de vida y espera el olor a cera que vendrá en poco tiempo, las calles llenas de gente mirando arte al aire libre, los olores de pasos que avanzan lentos, la risa de los niños jiennenses que vendrán y los juegos infantiles que hacen al hombre solo retornar a su pasado.
Huele la casa a bizcocho, uno de limón y otro de vainilla, fiesta de San Valentín retrasada, de corazones de cartulina roja y roja, guirnaldas amorosas y música romántica, amores imposibles y bailes donde se aprende a tocar otra piel por primera vez superando miedos, miradas que se encuentran y se reconocen tras el rubor de mejillas que dicen locas, jugar al amor y dejarse llevar por los otros en un celebrar lo que no se disfruta y leer mensajes de cariño, de aprecio, que suben la autoestima en la caja de las caricias anónimas.
Mañana es viernes, se promete un fin de semana de cielo despejado, unos días que permitan pasear por el Jardín Botánico, espacio romántico que fué creado con amor y entregado a la amada, donde se cuece la primavera a fuego lento y se atreve a asomar un poquito su cara nueva en este año, teatros alternativos en esta ciudad que cada día más va subiendo su nivel de actos culturales donde perderse y disfrutar de la creación, mirando historias, no tan ajenas, de amores muertos, dejados, abandonados, de cariños perdidos y caminos que toman direcciones diferentes y nadie entiende la razón, tiempos que se añoran, manos amigas que se recuerdan y siguen apareciendo en sueños, llenando el alma de caricias.
Mañana es viernes y me gusta, es uno de los días más hermosos de la mañana, es un viernes verde, como siempre, de color esperanza, como el mar que tanto huele a mar en este tiempo de picado por el viento fuerte que deja encallados cargueros en la costa, que trae a devolver toda la basura que el hombre tira al mar, olas que traen con furia esa mierda que depositan con orden en la playa y dicen... toma, es tuyo.
Me gusta que sea viernes, que suene el teléfono y alguien quiera pasar el tiempo conmigo, que me pidan minutos de mi tiempo para estar, solo eso, estar, que me acaricien recordándome que me necesitan, que soy útil, que existo y se me quiere, me agrada que me eleven la autoestima, que mis plantas saquen más la cara arriba cuando miro tras el cristal y las acaricio con la mirada, que los bonsais disimulen un temblor suave cuando acerco la mano y quito las malas hierbas de su tronco. Me gusta que sea viernes y mi casa huela a eso, a viernes, a cariño, a bizcocho, a mar, a futuro, a pasado, a recuerdos, a miedos, a orgullo y a silencio, a tinta de tintero y pluma viejos, a libros releidos y nuevos a leer... a vida, a hombre solo que mezcla perfume de naranja y canela sobre su piel y se siente vivo, solo y vivo, amable.





How clear is the night!
The early flowers of the Spring are showing
How warm is the wind!
I can feel your hair in my fingers flowing
Hey! You, you are the sun in my eyes!
And I wanna come to you like the empty sky!
So you can shine in me like the endless dawn
And I can hold you, hold you through the storm.
How blue is the sky!
In your eyes I see my life unfolding
my heart is beating and the world is on fire!
I wanna drink with you this cup I'm holding!
Hey! You, you are the sun in my eyes!
And I wanna come to you like the empty sky!
So you can shine in me like the endless dawn
And I can hold you, hold you through the storm.
Hey! You, you are the sun in my eyes!
And I wanna come to you like the empty sky!
So you can shine in me like the endless dawn
And I can hold you, hold you through the storm.
Hey! You, you are the sun in my eyes!
And I wanna come to you like the empty sky!
So you can shine in me like the endless dawn
And I can hold you, hold you through the storm.
Hey! You, you are the sun in my eyes!
And I wanna come to you like the empty sky!
So you can shine in me like the endless dawn
And I can hold you, hold you through the storm.

sábado, 8 de enero de 2011

La mañana sJustificar a ambos ladose presenta más fría de lo habitual en mi reino soñado, me gusta levantarme temprano, quizás sea costumbre de viejo que me va llegando o el alma que durmió suficientes horas tras el ajetreo del viernes, de las risas, de los gritos, las carreras tratando de perseguir a la pequeña de un año que escapa huyendo con toda la alegría que puede albergar su cuerpecito, queriendo liberarse de las manos que luchan por atraparla, segura de su dominio en esa gran libertad que descubrió, el andar.
Mi santo reino jiennense me abre la puerta de lugares nuevos, historias nuevas, el archivo provincial y su claustro hermoso, el de los cuatro cipreses y la pequeña fuente enmedio; casas que se caen y levantan transformando una ciudad que vive en sus calles, sus tabernas y sus pequeñas placitas. Me gusta caminar por Jaén, es lo que hace la gente en las noches que no encuentra lugar donde ir, pasear, una ciudad de paseantes, de miradas y charlas, de gente discreta, ojos negros y hombres enjutos.
Mañana fresca donde los ochíos mojados en café con leche traen de nuevo, tras el sueño reparador, la actividad frenética que dos niños pueden aportar a un hogar feliz, porque estoy en un hogar feliz, donde las caricias se regalan a chorros, donde los gritos de emoción son continuos, donde cada uno corre su carrera a su propia velocidad y donde la humildad es esencia de este mundo feliz que han logrado mis seres queridos; el día se va rellenando y vendrán tartas de crema y canela, sabores a marisco y paella, el café calentito que unas manos incansables de persona buena que me quiere traeran tras la siesta... !Que bien sabe que te mimen, que te cuiden¡¡¡
Y es que aquí se cuida a las personas, se las mima, se las quiere, se piensa en los pequeños detalles que hacen la vida más agradable a los demás, se piensa en los demás, es una casa y familia sanas.
El hombre solo se siente afortunado y triste, el tiempo pasa como en un suspiro y quedan dos días para el retorno a su hogar, donde también es feliz, pero solo; el mar me espera para que le cuente lo que ví y esta sierra hermosamente dura y fría quedará atrás habiéndome regalado nuevos tiempos, nuevos recuerdos, nuevas miradas y encuentros inesperados con gentes que creí haber perdido y sin embargo una mano amiga descubre que no, que la humildad permite conservar lo puro, la esencia, el cariño, lo que queda siempre entre dos seres humanos y les une para siempre.

miércoles, 5 de enero de 2011


Ando recogiendo miradas en Jaén, mi ciudad desde que la vida me hizo nacer de nuevo aquí tras robarme la mitad de mi alma la muerte horrenda. Vengo pleno de serenidad, de tiempos hermosos y tranquilos, donde miro la vida otra vez como recien bañada, plena de rocío fresco que impregna mis horas, mis libros, la música, el tiempo que vivo y las gentes que amo. Encuentro caras de alegría, voces y gritos, carreras, ojos que descubren el mundo a cada minuto, manos pequeñas que me esconden el teléfono en un cajón perdido y me tienen incomunicado sin darme cuenta, mucha falta no hará¡¡¡.
Recibo el cariño a cada segundo y encuentro unas manos pequeñas pegadas a mi pantalón que me piden le suba a una altura digna para ver, para observar y despues... pedir. Viajo hasta aquí cada año a tomar las uvas a destiempo pues nadie se calla y no hay manera de escuchar las campanadas, deambulo comiendo ochíos en Martinez Maldonado, disfruto en el Wok nuevo aunque... me dice la sonrisa de un niño inquieto... "no es lo mismo que en Málaga". Cortamos jamón y no dejamos que el plato se llene, el cortador está cansado de nosotros y todo lo ahoga la risa; el frío deja el baho en la ventana y un cielo gris deja paso a otro azul en segundos, y mientras el castillo observa la locura de una ciudad envuelta el obras permanentemente a la espera de ideas absurdas salidas de algún ideólogo que se ha propuesto endeudar a esta ciudad.
Y la vida del hombre solo pasa tranquila entre visitas a amigos, recorrido por el hospital y antigua morada de trabajo, de horas de encanto a la luz de la mente.
Disfruto mi ciudad y la quiero más, pero aún me siento queriendo venir para siempre aquí, todo se andará.
Segundos, instantes, momentos que hacen feliz a un hombre solo rodeado de cariño, imágenes para siempre y locura controlada entre besos, besos, muchos besos y caricias... hummm que bien huele Jaén en invierno.