Se acaban los días de serena estancia en mi lugar en el mundo, ese rincón con lagarto histórico que el azar me puso un día entre el camino de la vida, cuando las fuerzas se agotan y el alma partida por siempre no encuentra consuelo en su estancia y hacienda.
Días de risas, llantos, caricias, mirando la vida como crece y unos ojos despiertos como nunca ví me encuentran y buscan como portador de un biberón y regalan risa fresca y limpia. Reconociendo los celos que provoca la nueva vida en mi ciclón particular que llamo Hugo, sintiéndome hermano y "chacho" a la vez, entre la familia buena que me acogió entre los suyos y así me cuenta.
Ese rincón está junto al lagarto histórico que duerme el sueño eterno entre las calles de piedra, en el barrio antiguo y sencillo, donde encuentro el queso que me gusta, el vino que acompaña tertulias, los dulces que solo se hacen aqui y las tartas para celebrar el cumpleaños de la amistad y los tiempos que pasan por la vida de quien me quiere y quiero.
El día se presenta desapacible, nublado y lluvioso, decido ir caminando a la busqueda del autobús que ha de retornarme a mi ciudad nueva, dejando aquí otro cachito de corazón entre las piedras para asegurarme que tengo que venir a recogerlo, a ponerme en paz conmigo y la vida, a encontrar una mano que me roza y acaricia, que me entrega lo suyo y recibe lo que tengo, que me hace feliz en la sencillez y reconoce que siendo así es como se está bien.
Nunca fuí persona compleja, el hombre solo está solo por simple, aun en contra de opiniones varias, pero es así, la complejidad no forma parte de esta alma recompuesta a duras penas y que va paseandose por lugares reconocidos y vividos, que gusta de sentirse apreciado y mostrar su aprecio que, en definitiva, es simple y se entretiene entre lecturas complicadas.
Tiempos de paz del alma y de vida madura, sientiendose más viejo, más solo o con menos gente y más entero, me gusta esto, me gusta como huele Jaén, el sabor de sus cosas, el acento de sus gentes, la piedra de sus casas y el ruido mañanero con que me levantan los pájaros que esta primavera inundan la plaza del lagarto, la primera visión que reciben mis ojos al levantarme, al mirar por mi ventana y encontrar la seguridad de que me encuentro en un reino, santo o no, pero mi reino.
Gozo del tiempo cuando estoy aquí, siento perderlo cuando me voy, hoy es el día de la partida, de la esa que anticipa un regreso, me hace feliz estar aqui.
Días de risas, llantos, caricias, mirando la vida como crece y unos ojos despiertos como nunca ví me encuentran y buscan como portador de un biberón y regalan risa fresca y limpia. Reconociendo los celos que provoca la nueva vida en mi ciclón particular que llamo Hugo, sintiéndome hermano y "chacho" a la vez, entre la familia buena que me acogió entre los suyos y así me cuenta.
Ese rincón está junto al lagarto histórico que duerme el sueño eterno entre las calles de piedra, en el barrio antiguo y sencillo, donde encuentro el queso que me gusta, el vino que acompaña tertulias, los dulces que solo se hacen aqui y las tartas para celebrar el cumpleaños de la amistad y los tiempos que pasan por la vida de quien me quiere y quiero.
El día se presenta desapacible, nublado y lluvioso, decido ir caminando a la busqueda del autobús que ha de retornarme a mi ciudad nueva, dejando aquí otro cachito de corazón entre las piedras para asegurarme que tengo que venir a recogerlo, a ponerme en paz conmigo y la vida, a encontrar una mano que me roza y acaricia, que me entrega lo suyo y recibe lo que tengo, que me hace feliz en la sencillez y reconoce que siendo así es como se está bien.
Nunca fuí persona compleja, el hombre solo está solo por simple, aun en contra de opiniones varias, pero es así, la complejidad no forma parte de esta alma recompuesta a duras penas y que va paseandose por lugares reconocidos y vividos, que gusta de sentirse apreciado y mostrar su aprecio que, en definitiva, es simple y se entretiene entre lecturas complicadas.
Tiempos de paz del alma y de vida madura, sientiendose más viejo, más solo o con menos gente y más entero, me gusta esto, me gusta como huele Jaén, el sabor de sus cosas, el acento de sus gentes, la piedra de sus casas y el ruido mañanero con que me levantan los pájaros que esta primavera inundan la plaza del lagarto, la primera visión que reciben mis ojos al levantarme, al mirar por mi ventana y encontrar la seguridad de que me encuentro en un reino, santo o no, pero mi reino.
Gozo del tiempo cuando estoy aquí, siento perderlo cuando me voy, hoy es el día de la partida, de la esa que anticipa un regreso, me hace feliz estar aqui.